La casa de las bellas durmientes


Nuestra última lectura en el  Club de Lectura de la Biblioteca Sagrada Familia  fue La casa de las bellas durmientes (1961) del Nobel de literatura japonés Yasunari Kawabata. Es una novela breve, sencilla, profunda y, a la vez, perturbadora en la que se entretejen el erotismo, la lujuria, la violencia y la vejez. Es una reflexión sobre la sexualidad y la muerte (tema recurrente de la literatura)

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Escrita en tercera persona narra las visitas de Eguchi, un hombre de 67 años, a un burdel secreto en las afueras de Tokio donde hombres mayores de buena posición económica pagan por dormir con jóvenes vírgenes que son fuertemente narcotizadas para la ocasión. Me llama la atención cómo el autor se refiere al protagonista como el “viejo Eguchi” como si fuera un ancianito con 67 años. Actualmente una persona de la edad de Eguchi tiene una calidad de vida y bienestar muy superiores a los que llegaban a esa edad en generaciones anteriores. Supongo que hay que tener en cuenta que la novela se escribió en 1961 pero aún así me parece exagerado.

Las reglas de la casa son inflexibles: no se puede practicar sexo con las chicas, ni despertarlas bajo ningún concepto; tampoco se puede dormir dos veces con la misma joven. A cambio los clientes pueden soñar, recordar lo que sentían cuando eran jóvenes, reviviendo emociones de experiencias pasadas. De esta forma Eguchi irá evocando el recuerdo de mujeres que amó en el pasado a través de la anatomía de cada joven, deseando rejuvenecer junto a estas chicas que descansan bajo un sueño hipnótico.

Hay pocos diálogos salvo las cortas conversaciones de Eguchi con la misteriosa gobernanta de la casa que parece conocer bien la psicología de su clientela; así como diálogos de Eguchi con otras mujeres del pasado.

Es admirable la precisión y sutileza con que Kawabata describe a las “bellas durmientes”, es como si fueran acariciadas únicamente con palabras. También cabe pensar cómo sería acogida esta novela en la actualidad en que continuamente se publican noticias relacionadas con el abuso a menores, teniendo en cuenta que las “bellas durmientes” vienen siendo unas adolescentes.  ¿Y si la protagonista de la novela fuese una mujer de 67 años como Eguchi y no un hombre?

Lejos de gozar con estas jóvenes, Eguchi es consciente de su soledad, de su decadencia física, de la tristeza y fealdad de la vejez; del transcurso del tiempo y de los recuerdos. Todo ello dentro de una atmósfera opresiva, sensual y onírica. En más de una ocasión se le pasará por la cabeza la posibilidad de transgredir las reglas de la casa…

Morir en una noche como la de hoy, con la piel de una muchacha para darle calor, debe de ser el paraíso para un anciano… Un viejo vive en vecindad con la muerte.

Muchos años después sirvió de inspiración al Nobel colombiano Gabriel García Márquez para escribir la que sería su última novela “Memorias de mis putas tristes” (2004)

La película australiana de Julia Leigh “Sleeping Beauty” está basada en la novela de Kawabata.

El autor

Kawabata (1899-1972) es uno de los escritores japones más reconocidos fuera de las fronteras del País del Sol Naciente.

kawabataNació en Osaka en 1899. Huérfano a los 3 años, insomme perpetuo, cineasta en su juventud, lector voraz tanto de los clásicos como de las vanguardias europeas, fue un solitario empedernido. Infancia trágica con la muerte sucesiva de sus familiares más próximos, completamente solo a partir de los 15 años, “niño sin familia y sin hogar”, como se autodefinía. Completó su educación en un internado y luego en la universidad de Tokio donde estudiaría Literatura en Lengua Inglesa y después Literatura Japonesa. Mantuvo una estrecha amistad con Yukio Mishima del que fue mentor y difusor en los círculos literarios.

Fue el primer escritor japonés en recibir el Nobel de Literatura en 1968… ¡67 años después de la creación del mismo!

Los premios suecos no han tenido en consideración a los autores nipones, ya que sólo Kenzaburo Oe ha recibido el premio en 1994. En los últimos años suena con mucha fuerza el nombre de Haruki Murakami.

Entre sus novelas, muchas de ellas marcadas por el erotismo y la soledad, destacan La bailarina de Izu, El maestro de Go, Lo bello y lo triste, Mil grullas, País de nieve y El rumor de la montaña.

Kawabata se suicidó a los 73 años, dos años después de Mishima. Sin dejar ninguna nota o explicación alguna, el 16 de abril de 1972 puso fin a su vida en la ciudad de Zushi, inhalando gas  en su apartamento a orillas del mar.

Sus dos grandes amigos y grandes escritores de la literatura nipona Yukio Mishima y Ryunosuke Akutagawa también terminaron suicidándose; el primero con el terrible ritual del harakiri, mientras que Akutagawa se decantó por una sobredosis de barbitúricos. Las dos muertes afectaron enormemente a Kawabata. No olvidemos la larga historia  del suicidio en la cultura japonesa pero este es un tema distinto al de nuestra novela.

Si queréis acercaros a la esencia del Japón tradicional os dejo el link al discurso titulado “El viejo Japón y yo” que dio Kawabata cuando le concedieron el Premio Nobel.

Recordad que en nuestras Bibliotecas Municipales podéis encontrar estos libros así como otras obras de este autor. Feliz lectura!!

La semana que viene nos adentraremos en el Realismo Mágico de la mano de Laura Esquivel con  la novela “Como agua para chocolate“. También veremos la adaptación cinematográfica que hizo su marido Alfonso Arau.

Posted on 15 Marzo, 2017, in A biblioteca recomenda, Club Sagrada Familia, Clubes de lectura, Libros lidos, novela erótica, Novela social e política, Xeral and tagged , , . Bookmark the permalink. Deixar un comentario.

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