En el mar hay cocodrilos


A nadie tiene duda alguna de que la situación que vive Afganistán es idónea para que sirva de argumento a todo tipo de creaciones artísticas, bien de  literatura, bien de cine o teatro. De hecho hay ya magníficas novelas con la trama ambientada en aquellos lugares que nos hablan de lo que allí sucede y de lo que era antes de que comenzara el convulso periodo en el que actualmente el país está inmerso. Por decir alguno de estos libros y sin querer excluir a otros recordamos Mil soles espléndidos o Cometas en el cielo, que tanto éxito tuvieron de crítica y lectores.

La novela que ahora tenemos como tarea en el Club se diferencia de otras  en que lo que cuenta es un hecho real.  Nos expone lo que Enaiatollah Akbari, un niño de etnia hazara, hubo de pasar desde que con diez años su madre lo llevo desde su pueblo  Nava en el distrito de Gazni en Afganistán a Quetta en Pakistán. Un viaje obligado por el peligro que corría de  terminar asesinado por los talibanes simplemente por ser descendiente varón de alguien que les había causado un perjuicio sin culpa alguna. Su padre había sido asaltado y muerto por bandidos en las montañas cuando conducía un camión propiedad de los miembros de esa tribu. Lo conducía obligado y respondía con su vida y la de su familia si algo no salía bien y/o se perdía lo invertido. Esa era la causa por la que su madre tomó la decisión de trasladarlo a la mencionada ciudad paquistaní y abandonarlo allí, después de hacerle prometer que nunca se drogaría, robaría o tomaría las armas contra alguien, fuese cual fuese la situación en la que se encontrase.

A partir de ese momento su vida será un continuo viaje, o huida si se quiere ver así. En ese largo y singular  periplo hubo momentos de pesadilla, de peligro y momentos de calma y esperanza. Se encontrará con todo tipo de gente, desde aquella que abusará de su poca edad y situación a otras que le ayudarán o serán indiferentes, gente que pudiendo echar una mano no lo hizo por temor a su propio destino. Gracias a su tenacidad y a las ayudas recibidas pasará de un país a otro viajando hacia el deseado occidente. Pakistán, Irán, Turquía y al fin Grecia e Italia.

Será en esta última nación donde conocerá al escritor Fabio Geda. A él le contará su historia, tiene veintiún años y un relato que cautiva al novelista  y lo lleva a plasmarlo en la novela que nos ocupa.

La novela es breve, 185 páginas, y está escrita con sobriedad. Es el propio interesado, Enaiat como abreviadamente le llamaba su madre,  el narrador de la historia.  La fuerza del relato es evidente y no necesita de grandes descripciones para que el mismo nos envuelva y emocione. En su sencillez está el mérito del libro que ni siquiera recurre a dramatismos para describir aquellos momentos álgidos que a lo largo de la narración se dan.

Nos habla del  presente, de algo que está sucediendo ahí al lado como quien dice. Muchas naciones están involucradas en la situación que Enaiat describe. Él era solo un niño cuando el destino le  exigió crecer y tomar decisiones de hombre, de superviviente. Durante los cinco años que dura el viaje madurará aceleradamente. A una edad en que sus congéneres occidentales, nuestros niños, aún están bajo la estricta vigilancia familiar él se ve obligado a tomar decisiones  de persona adulta capaz de valerse por sí misma sin otra ayuda que su propia capacidad.

Fabio Geda es un escritor italiano nacido en Turín el 1 de Marzo de 1972. Vive en Turín y colabora con La Stampa y otros periódicos y revistas, con la Escuela Holden y la Feria Internacional del libro de Turín.

En 2007 escribe su primera novela “Para el resto de la forma en que disparó a los indios“. Esta novela fue traducida al francés, rumano y aleman. Fue seleccionada para el Premio Strega. También para el Stresa Premio Ficción, en donde queda en segundo lugar. Ganó el premio a la mejor ópera prima Premio Literario Vía Po Turín. Gana igualmente el Premio del jueves  “Marisa Rusconi” y es la mejor ópera prima para la elaboración de la emisión de radio 2007 “Fahrenheit”. Así mismo también fue elegido como lectura propuesta en las escuelas de la ciudad de Cuneo.

En octubre de 2008 publica su segunda novela “La secuencia exacta de los gestos”. Ganador del Grinzane Cavour y de los Premios Reader’s de Lucca.

En abril de 2010 publicó   “En el mar hay cocodrilos”. Este libro está editado en más de 30 países y sirve de base para el guión de una película producida por Cattleya y dirigida por  Francesca Archibugi.

En 2011 vio la luz un nuevo libro “Verano en el final del siglo” que  narra el verano de 1999 y la reunión de un abuelo con su nieto en la que aquel le cuenta su historia, la de un judío nacido el 17 de noviembre de 1938, día en que se promulgaron en Italia las leyes raciales.

En la foto le acompaña el protagonista de la historia, Enaiatollah Akbari.

Posted on 23 Febreiro, 2012, in Club Castrillón, Club Fórum mañás, Libros lidos and tagged , , , , . Bookmark the permalink. 2 Comentarios.

  1. He ahí al artista. El artista está sobre ello. Está por la labor de perfeccionar eso que expulsa y hacerlo cada vez más bello, darle cada vez más sentido. Es sobremanera difícil que se halle a alguien más tolerante con la hediondez que barrunta de los estados intermedios de la obra que intenta convertirse en Arte. El artista está allí metido hasta los huesos, enlodado hasta la coronilla como el niño que amasa la propia inmundicia. Huele muy mal eso. Casi nadie quiere ver, casi nadie saber y menos probar. ¿Pagar por ello? Ni de casualidad verás un duro. ¿Quién va a pagar por algo que uno mismo puede hacer fácilmente a solas en su baño? Y esta es una «buena» idea; de hecho, casi todos los artistas comienzan así. Encuentran festivo lo de trabajar con la propia borrasca y se lanzan, y comienzan, y practican, y resulta que algunos siguen y siguen… La mayoría obviamente abandona el juego al poco tiempo; es que si haces bien esto de gustar y de oler tu propio desecho hasta enlodarte en el paroxismo, recién entonces, caes en cuenta de que cagar no lo era todo.

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